Actualmente, observo con satisfacción cómo ese sueño ha ido cobrando vida paso a paso. La única variación es que aquella niña ha crecido y ahora busca inculcar ese sentimiento, sirviendo de ejemplo a mis hijos, demostrando que todos los sueños pueden materializarse con dedicación, esfuerzo y constancia.
En cuanto a mi formación, me crié en el seno de una familia de orfebres artesanos con amplia experiencia en colaboraciones con joyerías tanto nacionales como internacionales. Desde temprana edad, manifesté interés por involucrarme en el proceso de elaboración, a pesar de que inicialmente no lo consideraran necesario.
El deseo de crear diseños floreció cuando mi familia comenzó a regalarme piezas elaboradas por ellos. Fue entonces cuando comprendí que las joyas representan mucho más que objetos de lujo, ya que encierran sentimientos que se fortalecen con el paso del tiempo. En ese momento, supe que debíamos ir más allá. Aunque en aquel entonces no existía un término como "diseñadora de joyas", en mi corazón anidaba la aspiración de crear algo único.
A pesar de las desalentadoras opiniones y críticas que amenazaron con frustrar mi sueño, continué en silencio diseñando para otras marcas. Durante mi embarazo de mi primogénito, comprendí la importancia de compartir mi pasión con el mundo y así transmitir un mensaje a mis hijos, Gonzalo Andrés y Orquídea, y a todos ustedes: "No importa cuál sea tu sueño, con esfuerzo y perseverancia, todo es alcanzable". Escucha a tu niño interior, pues la imaginación de un niño no conoce límites; esos sueños te llevarán lejos.